El pasado 27 de diciembre el milagro apareció en España y se materializó en las residencias de la tercera edad: comenzó a administrarse la vacuna contra la COVID-19.
Araceli Rosario Hidalgo, simplemente Araceli, para todos, con 96 años, fue la primera persona que recibía la vacuna de Pfizer contra la COVID-19, el coronavirus responsable de la pandemia que actualmente vivimos. A las nueve de la mañana, con un gesto decidido, engalanada con un atuendo propio de un domingo muy especial y rodeada tanto de los periodistas que corrían a la residencia de mayores Los Olmos, en Guadalajara, junto con el personal del centro residencial como del personal sanitario encargado de administrar la vacuna, Araceli se convirtió en la protagonista del día y se hizo un hueco en la historia del proceso de radicación de la COVID-19.
Después de las indicaciones de la enfermera, quien la tranquilizó explicándole que solo sería «un pinchacito», la residente tranquilizó a toda la población española al explicar que no se notaba nada: un comentario que, a pesar de su sencillez, a muchos espectadores de los distintos medios que cubrían el acto tranquilizó. Después de haber recibido la primera vacuna, el personal sanitario recomendó que durante algo menos de media hora estuviera cerca de ellos, a fin de evaluar la situación y comprobar que todo había salido tal y como se esperaba. Durante la espera, la anciana explicó que se sentía muy agradecida por haber sido la primera y confesó que se encontraba deseosa de poder volver a abrazar a sus familiares de nuevo, como había hecho hasta antes de la pandemia. No fueron pocos los periodistas que aprovecharon para hacerle algunas preguntas a la recién vacunada, entre ellas le pidieron que diera alguna recomendación a la población. Araceli, sin dudar, contestó que invitaba a todos las personas a vacunarse. La recomendación que hizo Araceli también fue compartida por numerosas personas mayores de otros centros residenciales que ese mismo día recibieron la primera dosis de las dos de las que se compone la vacuna.
Por su parte, Mónica, trabajadora de la residencia de la tercera edad en la que vive Araceli, sentía la misma gratitud que la residente al haberse vacunado tan pronto en comparación con otros sanitarios que, lamentablemente algunos de ellos, no pudieron superar la enfermedad durante su labor. «Que se vacune la mayoría, muchos no han podido llegar a tiempo», declaró a los periodistas la trabajadora.
Confiamos en que el proceso de vacunación, que durará varios meses, sea tan exitoso como lo está siendo durante estos primeros días y que, finalmente, como explicaba Araceli, que «el virus se nos vaya».