Quien vive en casa con una persona mayor que sufre alzhéimer sabe lo difícil y laborioso que resulta el cuidado. La dedicación tanto física como mental que requiere y como, a veces, cualquier cambio en la rutina requiere de grandes preparaciones para evitar que se convierta en una fuente de angustia.
Uno de esos cambios se pueden producir cuando la familia se plantea un viaje, por ejemplo, unas vacaciones.
Por supuesto, existe la posibilidad de plantearse esas vacaciones como una ocasión de "respiro” para la familia cuidadora, en ese caso podría pensarse en el ingreso temporal en una residencia de personas mayores. Algo muy positivo y que, en algunas comunidades incluso cuenta con financiación pública.
Si la opción que toma la familia es la de viajar con el mayor que sufre demencia, vale la pena tener en cuenta algunos consejos que pueden facilitar las cosas o reducir los inconvenientes que se pueden producir.
Es de las cosas más obvias pero conviene asegurarse de que contamos con la tarjeta sanitaria, el informe médico más actualizado que tengamos, una lista de la medicación que toma con su dosis y tomas, así como de las recetas.
Por si hubiese una emergencia y hubiese que ingresar a la persona, resulta conveniente hacer algo que ya hacen casi todas las residencias: tener un documento dirigido a los médicos de urgencia con la información más relevante.
Si disponemos de seguro médico privado en la carpeta deberíamos poner los teléfonos de contacto y la explicación del procedimiento a seguir en caso de necesitar asistencia.
El planeamiento de un viaje puede ser un buen momento para plantearse adquirir uno de los diferentes tipos de brazaletes para personas con demencia que existen en el mercado. Como, según la persona puede haber una tendencia a quitárselo o intentar quitárselo continuamente, puede ser bueno plantearse esta opción con algo de antelación. Los hay que son puramente identificativos y con datos de contacto y algunos electrónicos que permiten saber en un momento dado dónde está la persona. Si usted no tiene un brazalete identificativo hay que asegurarse de marcar la ropa con datos de contacto e incluso poner una tarjeta en un bolsillo con la información médica más relevante.
Siempre que salimos de casa cambiamos de ambiente. Precisamente es lo que buscamos cuando nos vamos de vacaciones pero también precisamente es algo que desorienta y hace sufrir a quien sufre demencia. Por eso, en la medida de lo posible deberíamos intenta mantener puntos de referencia o elementos familiares para la persona. Podría ser llevar una colcha, cojines o algún elemento visible significativo. De igual forma, aunque para la familia el cambio de rutina durante el viaje resulte estimulante, para la persona que sufre Alzheimer, esa rutina es positiva por lo que hay que intentar que se mantenga.
Este es uno de los puntos más difíciles de conseguir ya que, como decíamos, lo que más nos puede hacer disfrutar del viaje es la variedad, la sorpresa y el cambio, cosas que en personas mayores con alzheimer se puede convertir en confusión y angustia. No lo olvidemos y hagamos lo posible.
Cuando el viaje se hace en avión deberíamos intentar tomar un vuelo directo al destino evitando conexiones, esperas largas en aeropuertos y posibilidad de perder un avión.
Cuando el viaje implica varios medios de transporte (tren y autocar), vale la pena planificar tiempos de espera cortos y, conociendo a la persona mayor, pensar en antelación quién estará con él o ella durante los cambios.
Si la duración del viaje es más de cuatro horas, asegúrese de tener al menos dos cuidadores presentes.Cada uno es quien más conoce a su ser querido y sabe qué objetos o actividades pueden mantenerlo entretenido. Hay que pensarlo con antelación y llevar esos objetos al viaje.
La forma de expresar cariño por parte de familiares que hace tiempo no ven a la persona mayor y que la recuerdan de antes de sufrir la demencia pueden resultar molestas o generar confusión en la persona. Un hotel puede darle a su ser querido un lugar tranquilo al que ir cuando se considere necesario.
Si se opta por el hotel, conviene avisar con antelación de que uno de los huéspedes tiene necesidades especiales y darles una forma de contactar con usted en caso de necesidad.
Quien convive con una persona con Alzheimer sabe que en muchas ocasiones, sus "tiempos” son diferentes y más dilatados que los de el resto de la familia. Por eso, ya sea viajando en avión, tren o coche hay que tener en cuenta que su ser querido puede necesitar más tiempo para sentirse cómodo en su nuevo entorno.Esté preparado para ser paciente con ellos ypermitir suficiente tiempo para hacer el viaje menos estresante.
El Alzheimer y las demencias en general no son un estado si no un proceso. Cada persona es diferente y quien mejor conoce la situación de su ser querido es la familia cuidadora.
Los consejos anteriores pueden tener alguna utilidad en personas que sufran una demencia en una fase inicial o media.Si su ser querido exhibe comportamientos desinhibidos, tiende a la agresión física o verbal, tiene un muy alto riesgo de sufrir caíds, o sufre otras enfermedades agudas, puede que la mejor idea sea encontrar la diversión del verano a nivel local u optar, como decíamos por un ingreso temporal en una residencia.
Plasme por escrito el itinerario y distribúyalo al resto de la familia.El itinerario debe detallar su números de vuelo, los tiempos de viaje, números telefónicos de emergencia, la necesidad de medicamentos y cualquier otra información pertinente.Mantener que sea fácilmente accesible para encontrar rápidamente lo que puede hacer el día del viaje mucho más suave.
Si sus necesidades de viaje son inminentes y no se puede dejar a un ser querido al cuidado de alguien, considere contratar un servicio de transporte sanitario.Estos servicios cuentan con profesionales que pueden proporcionar transporte terrestre y aéreo.
Consejos inspirados en la Web Alzheimer.org
Texto elaborado por Josep de Martí, Gerontólogo Social y Jurista