¿Quién paga la residencia?

Los servicios proporcionados por una residencia geriátrica requieren, por un lado, instalaciones adecuadas con espacios amplios y adaptados, y por otro, un equipo de profesionales cualificados (en promedio, las residencias suelen tener un empleado a tiempo completo por cada dos o tres residentes). Esto implica un coste elevado para ofrecer un servicio de calidad, y lamentablemente, no todas las personas que lo necesitan pueden permitírselo cuando se trata de una opción privada. En general, existen dos tipos de residencias:

¿Cómo se paga una Residencia para mayores privada?

Una residencia privada para personas mayores en una gran ciudad tiene un precio que oscila entre 1.400 y más de 2.500 euros al mes. Fuera de las grandes ciudades, los precios pueden ser ligeramente más bajos, pero no significativamente. Este rango de precios abarca desde pequeñas residencias antiguas en edificios hasta grandes y modernos centros.

¿Son caras las residencias? La respuesta más adecuada sería: son costosas, lo que significa que requieren una inversión considerable, y para quienes no disponen de recursos suficientes, pueden resultar extremadamente caras.

En la mayoría de los casos, el coste lo asume la persona mayor, a veces con la ayuda de sus hijos. Sin embargo, hay situaciones en las que, incluso con el apoyo familiar, no se logra cubrir la cuota mensual. En estos casos, las administraciones públicas pueden intervenir para proporcionar asistencia.

¿Residencia para mayores pública o concertada?

Cuando una persona mayor dependiente necesita ingresar en una residencia pero carece de recursos económicos, debe acudir a los servicios sociales de su ayuntamiento o barrio. Tras algunas entrevistas en las que se evaluará su situación de salud, económica y social, se le podría asignar una plaza en una residencia pública o en una privada que ofrezca plazas concertadas con la administración. Esto no significa que la persona no pagará nada, sino que abonará lo que la ley considera que puede pagar.

Todas las plazas públicas están vinculadas a la obtención de un grado de dependencia. Para ello, es necesario tramitar la solicitud para que un equipo de profesionales realice una valoración y emita un informe sobre el estado del solicitante. Actualmente, los tiempos de espera son tan largos que muchas familias se ven obligadas a pagar durante unos meses una residencia de mayores privada mientras esperan una plaza pública.

Programa Pensium, hipoteca inversa, renta vitalicia y otros productos financieros

Recientemente, han surgido iniciativas y empresas que ofrecen soluciones para las personas que no pueden pagar una residencia pero tienen una propiedad inmobiliaria. El Programa Pensium, la pensión vitalicia y la hipoteca inversa son conceptos que, aunque actualmente poco conocidos, probablemente se convertirán en opciones comunes en los próximos años. El principal desafío es el cambio de mentalidad que estas soluciones requieren.

Hasta ahora, hemos pensado que lo que ahorramos a lo largo de nuestra vida se lo dejaremos a nuestros hijos en forma de herencia. Sin embargo, es posible que tengamos que reconsiderar esta idea y ver esos ahorros como un medio para asegurar nuestra calidad de vida en la vejez.

Afortunadamente, hoy en día existen fórmulas en el mercado que permiten a las personas mayores pagar la asistencia que necesitan sin que la familia pierda su patrimonio. Por ejemplo, el Programa Pensium permite que quienes tienen una vivienda en propiedad la utilicen para cubrir los costos de la residencia sin necesidad de vender o hipotecar el inmueble. Con este programa, la familia obtiene los recursos necesarios para pagar la residencia gracias al alquiler de la vivienda, y Pensium les adelanta hasta el doble del alquiler mensual desde el momento de la firma del programa. Estas aportaciones anticipadas se recuperan siempre con el alquiler, evitando que la familia tenga que desembolsar dinero en ningún momento.

Así, se mantiene el patrimonio familiar y los ahorros, ya que los recursos necesarios los aporta el Programa Pensium.

Otra opción es la pensión vitalicia o la hipoteca inversa, aunque en estos casos se obtienen recursos a cambio de ceder la propiedad de la vivienda (pensión vitalicia) o de hipotecarla (hipoteca inversa), lo que afecta directamente a la herencia de los hijos.

Aun así, debemos seguir exigiendo a las administraciones que encuentren formas creativas para prestar servicios a quienes lo necesitan pero no pueden pagarlos.